domingo, 7 de septiembre de 2014

Vivir con dolor (o el legado de mi abuela)

El jueves pasado (hace 12 días) hacía mucho frío.  Así empezó esta secuencia de hechos dolorosos y accidentales.  Si lo veo en retrospectiva, es probable que haya sentido más dolor anteriormente (al fin y al cabo me han operado varias veces por distintas dolencias) pero esta vez el dolor pasó a ser una situación intrínseca de mi día a día.

Esa mañana, noté que mi celular estaba descargándose, así que (como siempre) me agaché para enchufar el cargador.  Cuando me levanté, sentí un dolor muy fuerte en la parte baja de la espalda.  En principio... no le di importancia. Seguí mi día como si nada.  Sin embargo, cada vez que me sentaba o paraba, me dolía cada vez más, hasta le punto que empezaron a salir lágrimas de mis ojos.  En la tarde, no aguanté y fui al servicio médico.  Me dieron un potente analgésico... pero fue como si nada.  Al día siguiente ya no pude ir a trabajar.  El sábado volví al médico y me dieron anti-inflamatorios y otros analgésicos.  El diagnóstico era lumbago, que podía estar relacionado al estrés, al frío, a malos movimientos o la combinación de todo lo anterior.  Ese fin de semana me dolió todo, pararme de mi cama era una tortura, y eso que sólo lo hacía para ir al baño.  Vivir cada momento en dolor me hizo valorar la vida sin dolor.

Dos semanas después, ya muchísimo mejor, seguía durmiendo con una bolsa de agua caliente para ayudar a mi pobre espalda.  Para mi mala suerte, antes de irme a dormir, la bolsa se rompió conmigo a su lado y me quemé las piernas.  Era otro tipo de dolor, pero también me hizo llorar.  Fuimos a la clínica, y esta vez me dieron cuatro días de descanso médico por quemaduras de 2do grado. Las ampollas eran un tema (y bueno, siguen siéndolo, hoy es mi cuarto día de descanso y algunas ya se han reventado produciendo el ardor correspondiente).  Y el lumbago sigue dando manotazos de ahogado.
Buhos
Estos búhos son un recuerdo de mi abuela ;)
Ambas situaciones dolorosas, me hicieron tener muy presente a la única de mis abuelas que conocí.  La Ñaña, así la llamábamos, sufría de artritis y prácticamente en toda mi memoria, estaba postrada en su cama.  Para mí, de niña, era una realidad indiscutible. Sin embargo, la otra característica era que siempre sonreía.  Era una persona completamente alegre.  Siempre que la visitaban (vivía el mayor tiempo en mi casa, aunque pasaba temporadas en casa de la hermana y el hermano de mi padre respectivamente) reaccionaba de manera muy afectuosa y agradecía muchísimo el tiempo que le brindaban.  Cuando nosotros, sus nietos, entrábamos a su cuarto a jugar o simplemente a hacer bulla, ella no nos renegaba y más bien disfrutaba de nuestra energía aunque no pudiese ser partícipe de ella.

La Ñaña estaba totalmente desvalida pero no lo demostraba.  Dependía de las demás personas para todo. Al despertar, para sentarse en su cama, para comer, para "ir al baño", todo tenía que ser con ayuda de otras personas.  Sin embargo, nunca la oí lamentar su vida por ello.  Alguna (rara) vez la oí quejarse por alguna incomodidad, pero se trataba de casos extremos en que alguna dolencia pasajera agravaba el dolor con le que ya vivía.  Ya mayor, fui enterándome que muchas etapas de su vida no habían sido felices, sin embargo esos recuerdos no la habían llenado de amargura o rencor, sino mas bien de una paz que podía compartir con aquellos que la conocimos

Pensando en ella, y en como un corto mes (en una semana más las quemaduras ya deberán sanarse) de dolor me afectó tanto, me hizo valor la vida sin dolor... y la fortaleza de las personas que no tienen esta opción.  La Ñaña era feliz, la alegría que tenía en su vida (sus hijos, sus nueras, sus nietos) superaban con creces el dolor que su enfermedad le brindaba y hoy que la recuerdo, me da un ejemplo para seguir.  La Ñaña murió cuando yo era una adolescente.  Murió durmiendo, tranquila, alegre porque había visto a todos sus hijos esa semana.  Había recibido visitas queridas.  Esa noche, no sufrió.  Recuerdo que a yo y mis hermanos no estuvimos en el velorio, pero fuimos al funeral.  Primero fue cremada y luego enterrada.  Pensar que toda esa paz y alegría se encontraban en esa cajita pero mucho para mi mente casi infantil pero hoy noto que esa cajita no es lo que ella dejó en este mundo.  Nos dejó a nosotros, su familia, ese ejemplo de una persona que puede superar el dolor y las tristezas que la vida nos da y darse a los demás sin pedir nada a cambio.

Colcha
Detalles de una de las colchas a croché que la Ñaña hizo y me regaló
En estos días la tengo muy presente, pero no solo por estos dolores físicos que a la larga pasarán.  Me hacen pensar en como solemos sufrir por tantas cosas y no valorar las que sí tenemos.  Quisiera poder aprender a ser tan fuerte y poder sonreír ante las adversidades.  Al menos, es algo que puedo intentar hacer.

jueves, 31 de julio de 2014

El gran charco - Parte 2: El Laberinto

Tenía que hacer este post (y el siguiente) antes de que el tiempo al cual están dedicados se convirtieran en una nebulosa en mi memoria.  En realidad... ya está algo nebulosa pero haremos un esfuerzo supremo para poder recordar los highlights de este viajecito al otro lado del Charco :D

Laberintos del Creta Maris


La última vez que comenté este viaje (de casi hace 2 años!), mencioné la historia de la pérdida de las maletas.  Una vez que ya tuvimos nuestras pertenencias, nuestra estancia fue más placentera.  Ese primer día estaba lleno de conferencias y actividades hasta tarde en la noche.  Por supuesto, parte de la novedad era la comida griega que disfrutábamos en buffets.  Me enamoré absolutamente del yogurt griego (lamentablemente, ahora que pruebo otros no llega a ese nivel tan increíble del original) así como los múltiples productos lácteos.  Y en algo más trivial... amo la Fanta Limón.  Pero tiene que ser la Europea.  Una amiga me consiguió una de Chile, y no es lo mismo T.T

La primera noche había una cena de la misma conferencia en uno de los restaurantes del centro de convenciones, al lado del mar. En medio de la cena habían unos bailarines tradicionales griegos que impresionaban por su agilidad.  Sin embargo, el problema fue que ¡empezaron a sacar a los asistentes para que bailen con ellos!  Terminé bailando ya que uno de los conferencistas mayores me obligó a acompañarlo.  Por algún motivo las personas mayores tienden a querer bailar conmigo :S  En este restaurante lo más rico era el pez espada :P  En esa cena conocimos a otras personas de origen latino (Uruguay) por lo que pudimos hablar en español después de varios días rodeadas del inglés.

¡Muchas flores!


En fin, olvidemos la comida por un momento y centrémonos en los paisajes.  ¡El centro de convenciones donde nos encontrábamos, el Creta Maris, era hermoso!  Es un hotel de playa de una isla griega, así que no debería sorprenderme tanto.  La arquitectura del hotel estaba formada por bungalows blancos de piedra, que armaban una estructura armoniosa llena de laberintos.  Para no perdernos, teníamos nuestro mapa en mano e íbamos conociendo según cambiaban las locaciones de las conferencias o almuerzos.  En la tarde del segundo (y último día) hubo una sesión expositiva al otro lado del centro de convenciones.  Una vez que terminamos, mi compañera y yo nos dedicamos a recorrer el sitio.  Era como un laberinto blanco lleno de flores y árboles de granada.  Era realmente mágico, y nos tomamos muchísimas fotos para nuestras familias.

El toro de Knossos

Al día siguiente ya no teníamos conferencias y era nuestro último día en Creta.  Así que después de un rápido chapuzón en la piscina, nos fuimos a conocer la ciudad de Heraklion.  En Creta se encuentran las ruinas de "el laberinto" de Minos, en el palacio de Knossos.  Ésta fue nuestra primera parada. Las columnas y pinturas en rojo eran especialmente hermosas, aunque las edificaciones en su mayoría estaban ya derrumbadas.  Bajando del palacio, venden un rico jugo de naranja, donde uno de los mozos hablaba español.  Fue el único griego que conocimos que supiera nuestro idioma.

La ciudad de Heraklion estaba también rodeada de calles pequeñas que parecían laberintos, que fuimos visitando en lo que quedaba del día.  También fuimos al Museo, donde fuimos regañadas múltiples veces por tomar fotografías con flash y a obras no estrenadas #lalalala.  Los cierto es que yo podía tomar fotos más disimuladamente, pero a mi amiga siempre la veían y renegaban.  

Creta Maris
En la tarde nos preparamos para dejar Creta, ya que saldríamos de madrugada hacia Atenas.  Compramos muchos recuerdos en los mercados locales y después de cenar (nuestro último momento del All Inclusive del Creta Maris) nos fuimos a dormir temprano.  Nos quedaba un día y medio más en Grecia, pero ya lo pasaríamos en Atenas.
Concluirá...

jueves, 26 de junio de 2014

Torre de Cristal

Estoy en mi torre de Cristal,
silencio falso,
mientras Ícaro vuelve a caer dentro del mar,
en la soledad impuesta y obligada a la vez.

Estoy en mi cúpula rosa,
envuelta en fantasía,
en las indecisiones de un beso no dado,
y un suspiro de una verdad no admitida.

Estoy en un honguito del jardín secreto,
donde nadie viene a cuidar las semillas
y todo crece sólo por naturaleza,
donde sólo la vida continúa.

Estoy aquí, esperando.

jueves, 15 de mayo de 2014

Amigos de verdad

Hay un dicho que va "No se pierde a los amigos, sólo descubrimos cuáles son los verdaderos."

La vida me ha mostrado que esto es cierto... sin embargo, eso no quita que sea doloroso.  Hace unos años se formó en mi departamento un grupito de amigas.  Todas éramos chicas, algo dispares, pero que nos divertíamos almorzando juntas.  Poco a poco se fueron integrando otras chicas más que trabajaban en otros lugares pero se mantenía un ambiente ameno.  Daba la casualidad de que cuando  surgía el tema de las amistades femeninas la mayoría no había formado "grupitos de amigas" antes. Me pareció curioso pero no le di mayor importancia.

En el colegio yo no era una chica muy popular.  No era tampoco una persona aislada, tenía mi grupito de amigas cercanas y cuando el colegio se hizo mixto, un par de amigos varones (incluyendo a mi mejor amigo de esa época.)  El ambiente del colegio se prestaba para los típicos "grupetes" en que las maquinaciones existían pero eran toleradas por no llegar a extremos (alguna vez fui víctima de alguna maquinación, yo también).  

De mi promoción, sólo sigo en contacto continuo con las personas con las que me identifico más... Y sí, hemos tenido desavenencias, en especial cuando alguna de nosotras da un "consejo" y la otra persona se siente tal vez juzgada (o nos encontramos en negación), por lo que evita a esa persona por un tiempo.  Afortunadamente, mientras más hemos ido madurando, dichas situaciones se han hecho menos frecuentes y hemos aprendido a aceptar consejos (aunque no los utilicemos), ya que sabemos que vienen de querer el bien de la otra persona.

La universidad cambió mi paradigma por completo.  Hice amigas muy cercanas en el primer año, con las cuales aún tengo una relación muy bonita.  Con la más cercana de ellas he tenido discusiones bastante fuertes, e incluso dejamos de hablarnos por muchos meses. Pero no pondría en duda su amistad pese a que ella me decepcionó y yo también la decepcioné (para discutir se necesitan 2.)  Mi época universitaria fue un tiempo muy feliz.  Recuerdo que alguna vez que fui a visitar al colegio, el comentario que me hicieron fue que ahora me veía feliz.  Creo que la universidad también me abrió como persona y se me hizo más fácil de expresarme.

El grupo de las chicas de mi departamento se fue formando de poco a poco.  Aunque la mayoría éramos de la misma profesión, teníamos caracteres diferentes e historias diferentes.  Una de ellas, la llamaré Anna, "entró" a nuestro grupo tras una desavenencia con su mejor amiga.  Ella nos comentó que estaba cansada de que siempre le dijeran que debía hacer.  Nosotras no le dimos mayor importancia al asunto y la aceptamos como nuestra.

Este es un secreto sobre Anna
 Hace un año atrás, el grupo se había reducido un poco.  Varias de las integrantes habían cambiado de trabajo, así que almorzar ya no era una opción.  Fue en ese entonces que empezamos a notar distanciamiento en Anna.  En principio, yo no le di importancia, sin embargo se empezó a hacer evidente como nos evitaba.  La suposición inicial fue que se había peleado con alguien del departamento y estaba evitando a todos los que pertenecíamos a él.  No insistimos.

Pasado el tiempo, la situación se tornó más extraña, ya que no sólo evitaba las situaciones sociales, sino que organizaba alternativas a dichas situaciones pero sólo con un grupo selecto de personas (en el que no estábamos incluidas).  Cuando le pregunté por ello, sólo hubo evasivas.  Cuando se intentó organizar una actividad sólo entre "las chicas", sólo hubo excusas.  En lo personal, intenté comunicarme con ella.  Al fin y al cabo, ambas habíamos pasado varias cosas juntas: yo la consolé cuando lloró por una injusticia, ella me consoló cuando se rompió mi corazón.  Sin embargo, me encontré con una pared.  Fue muy duro para mí.  No quisiera centrarme sólo en mi punto de vista pero como ya no puedo llegar a ella, no tengo como entender que estaba pasando.

Hace un par de semanas, en una red social se hizo nuevamente evidente su afán de generar situaciones sociales en que sólo las personas que ella considere formen parte.  Cuando la cuestioné al respecto (públicamente) borró e ignoró lo que escribí.  Así mismo, me borró a mí.  Como punto final, tuve que leer como un amigo suyo hacía la "distinción" entre estas personas elegidas como "amigos de verdad."  Bastante doloroso.

Nunca sabré qué pasó.  Si yo o alguien más cercano a mí hizo algo que le molestó.  Si simplemente nunca fuimos amigas y en el momento que se aburrió, decidió retirarme la palabra.  Si las cosas que pasamos juntas no tenían ningún valor para ella y yo sólo pensé que si.  No quiero hacer el papel de víctima, ya que ella lo ha tomado, no sé si consciente o inconscientemente.  Yo lloré en su momento.  He tenido peleas con amigas, los seres humanos somos todos diferentes y solemos tener desacuerdos.  Sin embargo, cuando alguien que te es cercano decide que eres prescindible sin motivo aparente...  Te deja una desazón llena de preguntas.  ¿Estoy mal yo?
Este es un recuerdo sobre Anna
He comentado esta situación desde que empezó hasta el final (el que yo le he decidido dar, me he borrado para su ¿tranquilidad?) con personas cercanas a mí.  Algunas me dijeron que probablemente yo hice algo malo.  Otras la llaman loca o engreída.  Otras no entienden porque me importa siquiera.  "No puedes forzar a la gente que te quiera."   Es la verdad.  Sólo me queda pensar que la Anna que fue mi amiga sí m valoró, ya que esos recuerdos me son queridos.  Si esta nueva Anna es tan diferente como parece, entonces para mi paz mental, es mejor que ya no tengamos contacto.  Como dije, ya lloré.  Ahora sólo me queda mirar adelante y centrarme en las personas que sí me aprecian.  Sólo será cuestión de esperar que las relaciones humanas que pueda formar en mi vida sí se consideren "amigos de verdad", ya que en la realidad, es la única clase de amigas que existen.

PD: Parte de mi proceso de superar cosas es escribir.  Traté de ser lo más calmada posible en este post.  Para mí, es una carta de despedida que no se pudo enviar.