jueves, 31 de julio de 2014

El gran charco - Parte 2: El Laberinto

Tenía que hacer este post (y el siguiente) antes de que el tiempo al cual están dedicados se convirtieran en una nebulosa en mi memoria.  En realidad... ya está algo nebulosa pero haremos un esfuerzo supremo para poder recordar los highlights de este viajecito al otro lado del Charco :D

Laberintos del Creta Maris


La última vez que comenté este viaje (de casi hace 2 años!), mencioné la historia de la pérdida de las maletas.  Una vez que ya tuvimos nuestras pertenencias, nuestra estancia fue más placentera.  Ese primer día estaba lleno de conferencias y actividades hasta tarde en la noche.  Por supuesto, parte de la novedad era la comida griega que disfrutábamos en buffets.  Me enamoré absolutamente del yogurt griego (lamentablemente, ahora que pruebo otros no llega a ese nivel tan increíble del original) así como los múltiples productos lácteos.  Y en algo más trivial... amo la Fanta Limón.  Pero tiene que ser la Europea.  Una amiga me consiguió una de Chile, y no es lo mismo T.T

La primera noche había una cena de la misma conferencia en uno de los restaurantes del centro de convenciones, al lado del mar. En medio de la cena habían unos bailarines tradicionales griegos que impresionaban por su agilidad.  Sin embargo, el problema fue que ¡empezaron a sacar a los asistentes para que bailen con ellos!  Terminé bailando ya que uno de los conferencistas mayores me obligó a acompañarlo.  Por algún motivo las personas mayores tienden a querer bailar conmigo :S  En este restaurante lo más rico era el pez espada :P  En esa cena conocimos a otras personas de origen latino (Uruguay) por lo que pudimos hablar en español después de varios días rodeadas del inglés.

¡Muchas flores!


En fin, olvidemos la comida por un momento y centrémonos en los paisajes.  ¡El centro de convenciones donde nos encontrábamos, el Creta Maris, era hermoso!  Es un hotel de playa de una isla griega, así que no debería sorprenderme tanto.  La arquitectura del hotel estaba formada por bungalows blancos de piedra, que armaban una estructura armoniosa llena de laberintos.  Para no perdernos, teníamos nuestro mapa en mano e íbamos conociendo según cambiaban las locaciones de las conferencias o almuerzos.  En la tarde del segundo (y último día) hubo una sesión expositiva al otro lado del centro de convenciones.  Una vez que terminamos, mi compañera y yo nos dedicamos a recorrer el sitio.  Era como un laberinto blanco lleno de flores y árboles de granada.  Era realmente mágico, y nos tomamos muchísimas fotos para nuestras familias.

El toro de Knossos

Al día siguiente ya no teníamos conferencias y era nuestro último día en Creta.  Así que después de un rápido chapuzón en la piscina, nos fuimos a conocer la ciudad de Heraklion.  En Creta se encuentran las ruinas de "el laberinto" de Minos, en el palacio de Knossos.  Ésta fue nuestra primera parada. Las columnas y pinturas en rojo eran especialmente hermosas, aunque las edificaciones en su mayoría estaban ya derrumbadas.  Bajando del palacio, venden un rico jugo de naranja, donde uno de los mozos hablaba español.  Fue el único griego que conocimos que supiera nuestro idioma.

La ciudad de Heraklion estaba también rodeada de calles pequeñas que parecían laberintos, que fuimos visitando en lo que quedaba del día.  También fuimos al Museo, donde fuimos regañadas múltiples veces por tomar fotografías con flash y a obras no estrenadas #lalalala.  Los cierto es que yo podía tomar fotos más disimuladamente, pero a mi amiga siempre la veían y renegaban.  

Creta Maris
En la tarde nos preparamos para dejar Creta, ya que saldríamos de madrugada hacia Atenas.  Compramos muchos recuerdos en los mercados locales y después de cenar (nuestro último momento del All Inclusive del Creta Maris) nos fuimos a dormir temprano.  Nos quedaba un día y medio más en Grecia, pero ya lo pasaríamos en Atenas.
Concluirá...