martes, 3 de marzo de 2015

El gran charco - Parte 3: Démosle sangre a los dioses

Quería terminar esta triología a raíz de que pronto tendré una nueva aventura internacional y ya debería terminar este recuento si hace dos años que sucedió XD Por lo menos, espero que se dé mi aventura internacional, ya que que con los últimos accidentes que me van sucediendo, empiezo a estar algo paranoica.

El final de nuestra visita a Grecia fue en Atenas.  De Creta salimos en madrugada, sorprendiéndonos una lluvia muy fuerte en el aeropuerto.   Incluso, mientras esperábamos nuestro avión, las luces se fueron y vivimos un mini-apagón en el aeropuerto Heraklión.  Para llegar al avión, después de la demora, tuvimos que estar evitando la lluvia.  Era una salida algo tormentosa de la isla, pero no había mayores problemas.

Llegando a Atenas, un amable taxista se encargaría de llevarnos por la ciudad rápidamente en el corto tiempo que teníamos (unas 24 horas hasta que saliera nuestro avión de regreso).  Por supuesto, una prioridad era conocer la Acrópolis, así que hacia allí nos dirigimos.  En Atenas, la mayoría de los monumentos están juntos y se llega a cada uno por diferentes entradas, así que para llegar al Partenón había que pasar por el Coliseo.  Como íbamos sin guía, simplemente seguíamos a los grupos con los que habíamos entrado, concentrándonos en los carteles que que había en el camino.

Vista aérea de la Acrópolis
El coliseo estaba siendo preparado para un concierto, por lo que tenía ciertos elementos no-clásicos.  Ya en la parte superior, una de las estructuras más bellas que vi era el Erecteón, cuyas doncellas guardianas me fascinaron.  Terminado de contemplar el gigantesco Partenón, empezamos a bajar por un camino de mármol.  Por donde yo estaba pasando, vi una abeja.  Como tengo terror a los insectos, decidí cambiar de rumbo... y luego vi estrellas.  El camino de mármol era resbaloso y había caído hacia adelante contra otra banca de mármol.  En resumen, me había golpeado MUY FUERTE la quijada, un brazo (que amortiguó la caída) y una rodilla (el pantalón se hizo una desgracia).  Mi compañera se quedó de piedra y me ayudo a levantarme, mientras yo trataba de controlar mis lágrimas.

Algunos turistas empezaron a mirarnos algo preocupados.  Un joven (no se porqué tengo la idea de que era militar o paramédico) americano (por el acento) se acercó y me revisó la herida del brazo.  Como no se había abierto el moretón, le pidió a su acompañante (otra vez, creo que era su mamá) una crema que me puso y me dijo que descansara. Le agradecí mientras mi compañera seguía mirándome asustada.

Igual continuamos el tour y al bajar nuestro taxista vio el triste estado de mi pantalón y nos preguntó por lo sucedido. Como él SÍ hablaba griego (obvio), se contactó con nuestro hotel y nos consiguió un early check-in para que yo pudiera bañarme y cambiarme de ropa. Una vez cambiada, me sentí algo mejor.

El partenón
El resto de la mañana y poco entrada la tarde seguimos paseando por los diferentes lugares de Atenas.   Ya volviendo al hotel, mi cabeza me dolía bastante.  Nos echamos a descansar, aunque dentro de mí tenia sienta aprensión a que tuviera una contusión y no despertara O.O pero sí desperté :D No hablamos llamado al seguro porque no queríamos perder nuestro corto tiempo.  Comimos en el mismo hotel (una vista ESPECTACULAR de la Acrópolis tanto en la cena como en el desayuno del día siguiente).

Nuestro último día en Grecia lo dedicamos a las atracciones cercanas al hotel (Athens Gate), como la puerta de Adriano y el Museo de la Acrópolis (donde no se pueden tomar fotos XD)  También fuimos a una especie de mercadillo, donde compramos nuestros últimos souvenirs.  El regreso a Lima fue más tranquilo.  Nuestra escala en Madrid no era muy larga, y como era de noche, el aeropuerto se notaba visiblemente vacío.  Fue un regreso tranquilo.

La puerta de Adriano y detalle de la Catedral
En casa por supuesto, mi familia se impresionó de mis heridas internacionales XD Afortunadamente, los moretones pasaron en un par de semanas pero las fotos y los recuerdos de "el otro lado del charco" quedaron para quedarse.  Fue la aventura más lejana que tuve, pero la más "mágica" fue la más reciente... que sí se dio a acabo y de la que hablaré en otra oportunidad.

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